6 may 2012

UNA CORONA PARA UNA REINA: DONACIONES DESDE EL AMOR.

Para este acontecimiento mariano de la CORONACIÓN CANÓNICA DE LA VIRGEN DEL CARMEN DE SAN CAYETANO DE CÓRDOBA, del Convento de San José (San Cayetano) de Córdoba, a la par que la completa agenda de celebraciones, ya se ha ultimado la singular CORONA de oro de la Virgen del Carmen y de su Encantador Niño, así como el CETRO y los ESCAPULARIOS, su Venerada y Bellísima Imagen Carmelitana que reside en el precioso joyero de San Cayetano. Oro que ha salido de las donaciones amorosas de sus devotos que han pasado las 900 aportaciones y hace que sean coronas de todos sus devotos.

Han sido cinceladas y repujadas por el afamado orfebre cordobés, Manuel Valera, autor de otras preseas de oro para el Valle de Sevilla o la Cabeza de Jaén. Ha estado durante un año trabajando en tan importantes obras compaginando el arte del cincelado con el de la joyería cordobesa.

El diseño de tan valiosas preseas se ajusta al estilo rococó al igual que el resto del paso del Carmen y también como los dos juegos de coronas antiguas de plata de la Imagen punzonadas en el siglo XVIII. El canasto se articula mediante seis airosos imperiales cuya sección principal ocupa un ángel atlante que porta un escapulario en sus manos, salvo el imperial central que centra una cartela con un busto de San José, esposo de la Virgen y titular del Convento fundado por San Juan de la Cruz donde está la Archicofradía, y el imperial trasero donde irá una jarra de azucenas.

La base de la corona lleva una filacteria, entre querubines, donde está escrita una cita del Salmo 44: “De pie a tu derecha está la Reina, enjoyada con oro”. Decoración a base de rocalla, jarrones, acantos y otros detalles de inspiración rococó se intercalan armónicamente sin perder el diseño de base. En el canasto, del mismo modo que en toda la corona, se insertarán valiosas joyas antiguas y abundante pedrería de gran valor que se ha donado para la misma por sus devotos. En la parte frontal se halla un escudo del Carmelo Descalzo que irá en esmalte sobre oro. Jarras con rosas ocupan los espacios intermedios de los imperiales, la presencia de la rosa no es casual sino que alude a la letanía carmelitana Rosa Carmeli.

En la parte trasera se inserta un valioso marfil de la Virgen con el anagrama mariano sobre esmalte azul.

La ráfaga o resplandor de la corona se inserta en el diseño en perfecta unión con el canasto, de la unión de los imperiales nace el tronco de la Vid del Carmelo, en alusión a la original pintura conservada en el crucero de San Cayetano con este tema iconográfico. De este modo, en el centro de la ráfaga se dispone el tronco de la vid en cuyas ramas, decoradas con racimos de uvas y hojas, aparecen los dos frutos de santidad más importantes del Carmelo: Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, sentados, la primera como escritora y el segundo con la Cruz que le caracteriza. Sendas filacterias enroscadas en la vid contienen la inscripción: Eres Viña florida y Esplendor del Cielo.

Toda la ráfaga es un rompimiento de gloria que tiene su centro en el Espíritu Santo, en forma de paloma, que se haya sobre la vid y las figuras de los santos. El resplandor tiene su comienzo en dos figuras de ángeles que tienen la intención de depositar la corona en las sienes de la Santísima Virgen del Carmen, ángeles que se han tomado de la bóveda de la iglesia de Santa María de la Victoria en Roma, casa de la Orden que cobija el Éxtasis de Santa Teresa de Bernini. En la parte superior, en medio de nubes y rayos, dos ángelotes acompañan a la cruz central, que contiene una original cruz de esmeraldas del setecientos, y sostienen cada uno una estrella, que junto a la que queda en el espacio interior conforman las tres estrellas y la cruz del escudo de la Orden.

Conserva la corona su forma abombada propia de la antigua corona de salida, añadiéndole la cruz que no la tenía. Alterna rayos rectos con otros flameantes separados por ramos de rosas, alusivas a su letanía. Un haz de nubes y cabezas de querubines se disponen alrededor dejando hueco a las doce estrellas de la iconografía mariana que quedarán interiores y con movimiento.

Lleva un total de 80 piezas de joyería antigua desde los siglos XVIII al XX de gran valor artístico, destacando varios anillos de esmeraldas.

Las piedras preciosas se aproximan a las mil, destacando la colección de brillantes y esmeraldas.

Como detalles lleva un magnífico delfín colgando en el centro del canasto, una pieza de gran valor, y una mosca, igualmente en oro, escondida en uno de los imperiales.

La Corona del Divino Infante mantiene la misma línea de la presea materna en el uso de los imperiales. Presenta sólo cuatro imperiales y dos grandes cartelas en la parte central delantera y trasera respectivamente, la primera con el escudo de la Orden en esmalte y la trasera calada. En lugar de ángeles mancebos se disponen cuatro angelotes niños sosteniendo el escapulario en sus manos. En el aro inferior lleva una filacteria con la inscripción evangélica: “Dejad que los niños se acerquen a mí (Mateo 19,14)”, recordando que es un regalo de los niños del Colegio Virgen del Carmen y de los niños de la ciudad. Remata con orbe y cruz que contiene una valiosa joya de esmeraldas del siglo XVIII. Igualmente lleva unos zarcillos y varios anillos de oro y pedrería.

El próximo día 12 de Mayo, a las 18´00 horas, en la Santa Iglesia Catedral de Córdoba el Sr. Obispo D. Demetrio coronará a la Reina del Carmelo con esta obra única fruto del amor de sus incontables devotos.



MEDIDAS DE LAS CORONAS:

VIRGEN DEL CARMEN:
Altura desde el canasto a la cruz: 45 cms.
Amplitud (diámetro) resplandor: 66 cms.
Diámetro del canasto: 15,5 cms.
Altura total resplandor (desde el ángel hasta la cruz): 54 cms.

NIÑO:
Diámetro canasto: 9,6 cms.
Altura canasto: 17 (aprox.)