14 may 2012

EMPERATRIZ CORDOBESA:PROCESIÓN TRIUNFAL DE REGRESO.


No era Cádiz o Málaga, tampoco era Sevilla, sino que era Córdoba, una Córdoba volcada a raudales en una manifestación de fe mariana que la ponía a la altura que se merece, porque Córdoba también es mariana de corazón. Si alguna vez se ha dicho que en Córdoba no se manifiesta la pasión hacia la Madre de Dios como en otros lugares de Andalucía, el sábado por la tarde todo cambió. Los cordobeses, y los que de otros lugares de España acompañaban a la Reina Carmelitana, pusieron el calor del corazón más alto que el de los termómetros.
Las flores, los fuegos, los mantones, las colgaduras,... todo se desplegó al paso de la Señora del Carmen Coronada, EMPERATRIZ CORDOBESA, que era esperada ansiadamente por toda la ciudad. Una ciudad que no le dio ningún reparo en vitorearla, gritarle, lanzarle vivas, cantarle sevillanas compuestas para Ella, arroparla con lluvias de pétalos, cantos jubilosos, calles por donde no se podía transitar desde la salida hasta la Cuesta donde vive.
Cada calle o plaza parecía pequeña para la multitudinaria presencia de fieles con escapularios, con los ojos brillantes de emoción. Y los había de todas las edades, desde los más pequeños con sus miradas relucientes hasta los jóvenes y personas maduras criadas al amparo del hábito marrón de sus abuelos y antepasados.
Que no se acabara, es lo que pensaban todos. Y es así, no se acabará nunca, porque se ha quedado grabado en lo más íntimo del corazón de todos los miles de fieles que estuvieron esa tarde con Ella. Córdoba enseñó a todos que también sabe querer a la Virgen como se quiere en esta tierra de María Santísima.
Gracias por todo, EMPERATRIZ CARMELITANA.